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Qué es el ‘JOMO’ y cómo permite reconectar con hoteles y destinos

Qué es el ‘JOMO’ y cómo permite reconectar con hoteles y destinos

Si hace unos días hablaba del FOMO, traducido como el “miedo a perdérselo”, y cómo eso era utilizado como un arma de marketing para atraer interés en destinos, compras y reservas, hoy es el turno de su opuesto, o JOMO: Joy of missing out. La traducción libre es disfrutar de lo que se hace en cada momento, sin estar pendiente de lo que hacen los demás.

Para disfrutar del momento, sin estar pendiente de lo que hemos dejado de hacer, o de lo que otros estén haciendo, es importante estar en un entorno agradable. Y ahí entran conceptos como la decoración, la iluminación, la calidez, el contar -o intentar crear- con un espacio para desconectar… Investigando sobre el concepto, encontramos una tendencia al alza que engloba estos términos: el hygge danés. 

Esta palabra, o más bien este concepto, forma parte ya de hecho del diccionario Oxford desde 2017, dando muestra de cómo se ha expandido y crecido en importancia. Su origen nórdico existe en su concepción actual desde alrededor del año 1800, entendido como “protegido del mundo exterior”.

Por hygge se conoce como esa desconexión del estrés de la vida diaria, bien para estar con los seres queridos, bien para estar solo, relajarse, y disfrutar de los pequeños placeres mundanos de la vida. Si a ello le sumamos una chimenea en invierno, y una cálida manta, tenemos el entorno ideal. 

A este concepto han contribuido desde la popularidad de la decoración escandinava, a la popularidad de las novelas  y series de TV nordic noir, o el crecimiento de la cocina de esa zona, con NOMA a la cabeza.

Y como siempre que hay una nueva tendencia, aparecen las oportunidades comerciales. Visit Denmark lo promociona en su web oficial.  En Instagram #hygge tiene cerca de 7.000.000 de menciones, y existen multitud de cuentas dedicadas en exclusiva a este concepto. Por supuesto, hay muebles que inspiran, o ropa adecuada para ese entorno.

Centrándonos en nuestra industria, por poner sólo algunos ejemplos, tenemos el Hotel Hygge, en Bruselas, o el Great Northern Food Hall, en Nueva York (creado por uno de los cofundadores de Noma). Personalmente, creo que hay dos vías para seguir desarrollando este subsegmento: Por un lado, las agencias de viajes especializadas (o boutique) las que más partida pueden obtener de este tipo de concepto. Por otro lado, cualquier hotel puede crear paquetes centrados en la relajación, disfrutar de actividades locales, productos artesanos, Km 0, etc…

Agencias:

Y es que el cliente potencial que busca JOMO o Hygge desde el inicio de su popularización es alguien que suele tener alto poder adquisitivo, con un nivel de vida acelerada y con conciencia del estrés que vive y la necesidad de desconectar conscientemente. Y ahí es donde entran agencias como Abercrombie & Kent, Kiwi Collection o similares: Paquetes creados a medida para clientes altamente exigentes.

Ahora bien, al popularizarse el término, también puede extenderse la oferta hacia un público aspiracional más amplio, abriendo el abanico de posibilidades, productos y servicios que ofrecer. 

Hoteles:

Aquí es cuando puede entrar en juego la creación de experiencias. Ese término tan manido en nuestra industria, pero que tras la pandemia debe ser más real que nunca. La población necesita salir de casa, viajar, reconectar con los destinos. Y ofrecer esa conexión sostenible, sosegada, real, puede ser un gran reclamo desde ya. En la época de la distancia social y de evitar las aglomeraciones, es el momento de explorar cómo ofrecer JOMO y hygge a los clientes. 

Porque  ahora es cuando hay que comenzar a diseñar los productos que se van a ofrecer cuando abran las fronteras y se reanuden los vuelos.  Además, habrá quien prefiera no viajar por un tiempo, por lo que habrá que crear servicios para el cliente doméstico. 

Reencontrarse con uno mismo, con el entorno que nos rodea. Apagar el móvil y disfrutar del momento. En casa, en la cafetería del barrio o en el hotel del pueblo, disfrutando de esa comida casera. Sea JOMO, hygge o vuelta a las raíces, la demanda existe, y si los escoceses saben aprovecharse de ella, nosotros, como destino turístico más competitivo del mundo, también debemos saber hacerlo. 

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