Millones de personas utilizan ya Airbnb cuando viajan, pero su popularidad a veces lo sitúa en conflicto con la población local. Un artículo publicado recientemente por la BBC se pregunta cómo afectan realmente las vacaciones de corta duración a un barrio en una determinada ciudad.
En la década que ha pasado desde su lanzamiento, la plataforma de alquiler de viviendas online Airbnb ha acumulado millones de habitaciones en todo el mundo. Pero también se ha visto envuelta en disputas con las autoridades locales, desde Tokio hasta Berlín y pasando por San Francisco, la ciudad donde nació.
En todas ellas se repiten cuestiones similares que resolver: el número de noches al año que se puede alquilar una propiedad, el alquiler de viviendas enteras, las licencias legales para un uso turístico, la recogida de impuestos o cómo deben aplicarse las normas en la práctica.
Mientras tanto, los residentes de las principales ciudades del mundo están pasando de realizar arrendamientos a largo plazo a alquileres a corto plazo, que pueden ser mucho más lucrativos.
En el Lower East Side de Manhattan, por ejemplo, un estudio encontró que los anunciantes de Airbnb a tiempo completo ganaban, en promedio, de dos a tres veces más que con el alquiler a medio o largo plazo.
Aumento en el precio del alquiler
Barcelona, sin ir más lejos, ha dejado de conceder nuevas licencias de viviendas turísticas, sin las cuales los alquileres a corto plazo son ilegales. Según el Ayuntamiento de Barcelona, el alojamiento ilegal «crea especulación y economías ilícitas y sus actividades no dejan nada positivo para los vecinos locales, causando molestias y quejas».
El estudio de la situación en Barcelona, Boston o Los Ángeles sugiere una relación directa entre la concentración de anuncios de Airbnb en un barrio y el aumento del precio de los alquileres.
Un estudio en Los Ángeles indicó que, en 2014, casi la mitad de los anuncios de Airbnb se agruparon en siete barrios, donde los alquileres aumentaron su precio un tercio más rápidamente que la media de la ciudad.
Otro estudio más amplio realizado en todo Estados Unidos sugirió que un aumento del 10 por ciento en el número de alojamientos publicados en Airbnb ha implicado un aumento del 0,42 por ciento en el precio de los alquileres y del 0,76 por ciento en los precios de la vivienda.
Pero el informe también sugiere que Airbnb se beneficia de los alquileres ilegales que «causan aumentos de alquiler, reducen la oferta de viviendas y exacerban la segregación».
Aparte de las preocupaciones sobre el precio, algunos temen que una rápida expansión de los alquileres a corto plazo pueda alterar la atmósfera de un barrio.
Airbnb sostiene que, en realidad, ayuda a diversificar el turismo promoviendo las zonas que más necesitan a los visitantes y reduciendo el hacinamiento en los lugares de mayor afluencia de turistas. Dice que el dinero que se gana con el alojamiento en su plataforma proporciona beneficios económicos y sociales para las familias, las comunidades y los gobiernos.
La compañía agrega además que trabaja con gobiernos de todo el mundo en la elaboración de reglas claras «para asegurar que los anfitriones e invitados puedan usar la plataforma con confianza y certeza».
