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Startups

Cristina Moyano, Amadeus Ventures: ‘En el escenario actual es aún más importante crear un viaje sin fricción’

Cristina Moyano, Amadeus Ventures: ‘En el escenario actual es aún más importante crear un viaje sin fricción’

Continuamos con esta serie de entrevistas que realizamos a mujeres del sector traveltech y emprendedor, principalmente, creemos que pueden aportar, además de su experiencia (de incalculable valor), una visibilidad única para seguir “rompiendo” barreras, “techos de cristal”, y servir de inspiración, de motivación, para que otras mujeres no abandonen ni sus aspiraciones profesionales ni sus proyectos emprendedores.

En esta ocasión hablamos con Cristina Moyano, con una larga y exitosa carrera profesional en el ámbito de la consultoría principalmente, en la actualidad es manager de inversiones en Amadeus Ventures, el programa de inversión en startup de Amadeus que forma parte del departamento de estrategia corporativa.

Desde Amadeus Ventures se busca crear puentes con startup tecnológicas del sector Travel y establecer un marco común de éxito para la startup y Amadeus. Cristina, ejecutiva innovadora y multilingüe, ayuda a escalar a diferentes organizaciones a través de servicios de transformación empresarial y cultural, estrategia de marketing y desarrollo de negocio.

¿Qué relación tienes con el mundo del emprendimiento? ¿En qué momento decides convertirte en emprendedora (o intraemprendedora)?

El emprendimiento siempre me ha interesado. Estudié empresariales en ICADE y, cuando hice la carrera, el mundo emprendedor no estaba de moda en España.

No se potenciaba como una posible salida al mercado laboral. Sin embargo, cuando llegué a Estados Unidos no se hablaba de otra cosa: en la universidad, en los medios de comunicación y en las conversaciones con amigos. Tienen una cultura muy diferente a la nuestra que favorece tomar riesgos, pensar en grande y no demonizar el fracaso. Ahí empezó a crecer mi interés.

Durante mi etapa en Nueva York, trabajé para varias startups como consultora freelance. Los proyectos que desarrollé estaban relacionados principalmente con la mejora de procesos y con el análisis de ventas e interpretación de datos.

Esta información era útil para que los equipos creativos tuvieran visibilidad sobre la respuesta del cliente a sus productos. En esta etapa, como freelance, es más importante que nunca reforzar tu marca personal porque ofreces tu conocimiento, habilidades y capacidad de trabajo. El primer cliente fue el más difícil.

Éste me referenció a otros que me ayudaron a crear mi propia cartera de clientes. Es cierto que el contexto ayudaba y en Nueva York la gente está dispuesta a dar oportunidades y responsabilidad a la gente joven con ganas de trabajar y de demostrar su valía.

Hay menos obstáculos profesionales, se alcanzan puestos senior antes, los salarios son más altos y están más vinculados a la consecución de objetivos, por lo que dependen mucho más del desempeño.

Al terminar el máster me resultó fácil encontrar trabajo, principalmente gracias a las calificaciones de la Universidad y a las referencias de personas que ya habían trabajado conmigo en EEUU. Mi idea era quedarme en Nueva York, pero Endeavor se cruzó en mi camino.

Se me ofreció la posibilidad de volver a España, formando parte del equipo fundador de su filial en España. El proyecto me enamoró, el objetivo era identificar emprendedores de alto impacto y ayudarles a escalar a nivel internacional para que fueran ‘role models’ en nuestro país.

Tras trabajar por mi cuenta, fue lo más parecido a emprender, con la suerte de que tienes una marca potente detrás, pero con el gran reto de que la fundación era desconocida en España en ese momento. Desde entonces no he dejado de estar vinculada al mundo emprendedor.

Hoy trabajo en Amadeus Ventures, que es la rama inversora en startups de Amadeus y colaboro con el IE como mentora de emprendedores y jurado en competiciones de startup.

¿Nos puedes explicar más acerca de tu proyecto actual?

Hoy tengo la suerte de trabajar en algo que combina tres de mis grandes pasiones: el emprendimiento, la tecnología y el mundo de los viajes. Trabajo en Amadeus Ventures que es el programa de inversión en startups de Amadeus.

Nuestro objetivo es encontrar nuevas tecnologías que nos permitan ofrecer soluciones mejores a nuestros clientes (aerolíneas, agencias de viajes, hoteles, aeropuertos…) y que nos ayuden en último lugar a disminuir los puntos de fricción que encuentra el viajero.

A todos los que nos apasiona viajar sabemos que existen aspectos del viaje que se podrían mejorar y que pueden ocasionar mucho estrés, especialmente cuando viajamos por trabajo: retrasos y cancelaciones en los vuelos, esperas en los aeropuertos, controles de seguridad, pérdida de maletas…

El COVID ha acelerado la digitalización en todos los sectores y cada vez es más importante el rol que juegan la tecnología y la innovación. En el escenario actual es aún más importante crear un viaje sin fricción y devolver la confianza al viajero: facilitándole información, a través de tecnologías ‘touchless’ y permitiendo que tenga distancia de seguridad.

Amadeus Ventures nació hace 6 años como primer programa de interacción con el ecosistema emprendedor y se han realizado 17 inversiones hasta la fecha. De estas inversiones continúan activas 12. Realizamos inversiones minoritarias en etapas tempranas.

Nos fijamos en el equipo fundador, la solidez de la tecnología, la escalabilidad de la solución, los indicadores de crecimiento (KPI de clientes) y, lo más importante, el encaje estratégico. Entendemos cómo Amadeus y las diferentes unidades de negocio van a crecer durante los próximos años, y gracias a este conocimiento buscamos soluciones que aceleren y completen este crecimiento.

Todas las inversiones en las que he participado hasta la fecha han sido interesantes. Si tuviera que mencionar una, diría la inversión en Refundit.

Esta startup israelí tiene la ambición de digitalizar el proceso de devolución de impuestos a turistas por sus compras en Europa. Gracias a este proyecto, tuve la oportunidad de conocer el ecosistema emprendedor israelí, que merece un lugar destacado. De hecho, Israel se conoce como ‘startup nation’.

Por tu experiencia y vivencias personales, ¿has notado la existencia del «techo de cristal»?

Cuando estaba en Korn Ferry se publicó un artículo que se llama ‘The Ceiling Above the Glass Ceiling’. En él se refería, en primer lugar, como punto positivo, al esfuerzo que se había realizado en los últimos años para conseguir más mujeres en puestos de poder.

Sin embargo, descubría un techo detrás del techo de cristal y explicaba que las mujeres que llegaban a CEO se veían sometidas a un juicio mayor que los hombres. A la luz de los datos, las mujeres seguían tardando más en llegar a puestos de dirección (de media son 4 años mayores que ellos cuando llegan a CEO) y asumían más tareas que los hombres en ese camino.

Volviendo a lo positivo, ya no se cuestiona que el punto de vista diferente que aporta una mujer enriquece a la dirección de la empresa. Tampoco se cuestiona que los consejos que presentan mayor diversidad (no sólo de género), al tener una representación más exacta de la población, son capaces de integrar más puntos de vista en su enfoque estratégico, dando así una mejor respuesta a los retos que tienen que afrontar.

En un estudio llevado a cabo por McKinsey denominado ‘Diversity matters’ se muestra que las empresas con mujeres al frente mejoran su rendimiento financiero, algunas hasta en un 15%.

¿Qué consejos le darías a esas mujeres que se están planteando emprender para que se decidan a desarrollar sus propios proyectos?

Yo siempre soy partidaria de animar a la gente a que emprenda, creo que es una de las experiencias de mayor aprendizaje profesional y personal que se puede tener. También creo que es muy difícil aconsejar, cada uno conoce sus circunstancias y los riesgos que puede/quiere tomar.

Cualquier persona que haya emprendido te contará que es un camino muy difícil donde se extreman las sensaciones, tanto de lo bueno como de lo malo. Es un camino que hace muy complicado dibujar una línea entre lo personal y lo profesional.

Hay que ser resiliente y estar dispuesto a caer y levantarse muchas veces, hay que saber escuchar lo que el mercado pide y pivotar si es necesario; pero al mismo tiempo, creer firmemente en tu idea, por muy loca que sea, y es importante ser optimista, el que sólo ve riesgos nunca emprenderá.

Me gusta mucho la frase de Einstein que dice que aquella persona que nunca cometió un error es aquel que nunca probó nada nuevo.

Lo he comentado en muchas ocasiones, pero hay que estar dispuesto a probar cosas nuevas y a que los demás cuestionen tu visión. Si se comete un error, lo mejor es darse cuenta rápido y aprender, para no volver a repetirlo y eventualmente tener éxito. En este país, habría que demonizar menos el fracaso porque el único fracaso es no seguir intentando.

Por lo tanto, a aquellas mujeres que tengan claro que quieren emprender, les animo a que lo hagan sin miedo. Con suerte, el contexto del país evolucionará hacia una cultura que favorezca más el emprendimiento y que cada vez existan más ejemplos de emprendedores de éxito.

Los últimos datos indican que, todavía en España, sólo el 19% de los emprendedores son mujeres y, según la OCDE, la probabilidad de que una startup reciba financiación es un 10% superior en aquellas fundadas sólo por hombres.

Tenemos que mejorar estos datos y dar visibilidad a aquellas mujeres que han sido valientes y han emprendido para que abran camino a otras que estén pensando hacerlo.

A lo largo de tu carrera profesional, has conseguidos grandes logros, ¿De cuáles estás más orgullosa?

Existen logros en mi carrera que me hacen sentir un profundo orgullo porque se me plantearon como imposibles. En la línea del que “no arriesga no gana”, yo reconozco que he tomado muchos riesgos en mi vida profesional y éstos han mejorado mi capacidad de adaptación al cambio y fomentado la velocidad de aprendizaje.

Dado que he comentado el caso de Endeavor en otras entrevistas y he hablado antes de mi rol en Amadeus, me gustaría enfocarme en Korn Ferry.

El hecho de trabajar en una consultora de Recursos Humanos supuso un gran reto, porque se trataba un área nueva para mí. Al cumplir un año en la compañía, se me asignó un objetivo de ventas que, en España, no se había aplicado a nadie con mi categoría hasta el momento porque era un objetivo establecido por la sede americana que en un mercado como el español resultaba imposible.

Además, se me pidió que estas ventas procedieran de nuevos clientes y esto excluía el 99% de los clientes grandes. Aprendí mucho, llegué a realizar más de 130 visitas comerciales en menos de cuatro meses, me especialicé en aquellas soluciones en las que consideraba que podíamos proporcionar un valor diferencial respecto a otras empresas y me centré en los clientes que resultaban menos atractivos para el resto de la fuerza de ventas.

Finalmente, conseguí traer a la empresa varios clientes nuevos, entre ellos uno que cotiza en NYSE y supone hoy una cuenta grande y clave para la consultora. Este cliente clasificó nuestro proyecto de varios años con un NPS (Net Promoter Score) de 10/10.

En mi último año, ya había conseguido una cartera de clientes propios, y para mí supuso un gran logro superar mi objetivo anual de ventas, inicialmente inalcanzable, en sólo 3 meses.

Estoy hablando de mis éxitos como contribuidora individual, pero soy de la opinión de que en grupo se llega más lejos.

Como decían en la serie Gambito de Dama la clave del éxito está en el trabajo en equipo y no sólo en el individual. En mi experiencia profesional, he tenido la oportunidad de liderar equipos con mucho talento, que han contribuido de manera fundamental en muchos de mis logros y a mi crecimiento, tanto profesional como personal.

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