La movilidad urbana ya no se limita a los coches, los autobuses, los trenes o el transporte público. La nueva movilidad se centra en la mejor manera de llevar a las personas de A a B, y la tecnología actual trae consigo una gran diversificación de formas de trasladar a las personas y las cosas.

La congestión, la contaminación, las colisiones y la creciente demanda son sólo algunos de los retos críticos a los que se enfrenta toda ciudad en términos de movilidad. Por otra parte, la tecnología y los modelos de compartición – Internet de las cosas, 5G, Electrificación, Movilidad como Servicio – ofrecen parte de la solución siempre que estén bien alineados con la política y la planificación, y adaptados a las necesidades particulares de cada zona urbana.

Entonces, ¿cómo será la movilidad urbana hacia 2030? Aunque sus efectos variarán de una ciudad a otra, los beneficios potenciales de las tecnologías emergentes son enormes: