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Destinos inteligentes y sostenibilidad

Destinos inteligentes y sostenibilidad

Este es un artículo invitado firmado por Daniel Recio, Magíster en Dirección Hotelera y de Restauración por CETT – Universitat de Barcelona.

Los destinos inteligentes nacen gracias a la expansión del concepto de ciudad inteligente como desarrollo urbano centrado en la sostenibilidad a diferentes niveles como infraestructuras de energía, transporte, etcétera; y apoyado en las TIC e internet para mejorar la calidad de vida y también facilitar y hacer amigables las interacciones entre habitantes, organizaciones y ciudad; siendo una tendencia que encabezan grandes metrópolis como Barcelona, Londres, Niza, Nueva York y Singapur.

Se puede observar que las TIC están presentes en la mayoría de los factores que justifican la evolución de los destinos: el incremento de la demanda, la mejora de la sostenibilidad, la eficiencia y la optimización de los recursos, la competitividad; así como los nuevos hábitos de consumo de los usuarios, entre otros. En el Manual Operativo para la Configuración de Destinos Turísticos Inteligentes del Instituto Valenciano de Tecnologías Turísticas podemos encontrar un epígrafe con las características y usos de las principales tecnologías que pueden ser aplicadas en los destinos inteligentes.

Una ciudad inteligente, además de aprovechar la tecnología con los objetivos anteriormente mencionados, debe garantizar la sostenibilidad mediante una gestión responsable y eficiente de los recursos así como favorecer el desarrollo económico.

Estos destinos, por lo tanto, son un concepto que, además de secundarse en las estructuras tecnológicas, se apoya en otros paradigmas que le preceden –y sin los cuales no sería posible que un destino fuese considerado como tal, limitándolo– como son el desarrollo urbano sostenible, la accesibilidad universal en el destino para todos los ciudadanos y la gobernanza de los destinos –con el consenso de los diferentes actores que lo componen–; promoviendo la interacción y la integración tanto de los visitantes como de los locales con el entorno e incrementando la calidad de la experiencia y la calidad de vida respectivamente.

Por un lado las administraciones deberán ser transparentes y garantizar el acceso público a la información a la vez que se establecen asociaciones con entes privados para fomentar la causa. Asimismo, las empresas turísticas deben apoyarse en las TIC ya no solo para satisfacer las necesidades de los usuarios y agilizar la operativa, sino también para desarrollar un enfoque sostenible como optimizar el uso de recursos y gestionar su cadena de suministro y su modelo de negocio con la finalidad de mejorar su responsabilidad social corporativa.

En un caso más concreto y cercano, Barcelona puede ser alabada por su desarrollo en el ámbito de tecnologías y eficiencia energética: ha sido galardonada con premios como el European Capital Innovation en 2014 y la certificación Biosphere World Class Destination otorgada por el Instituto de Turismo Responsable; además del el premio Global Smart City 2015; quedando por encima de otras candidatas como Londres y Nueva York.

Las administraciones deberán ser transparentes y garantizar el acceso público a la información a la vez que se establecen asociaciones con entes privados para fomentar la causa

Esto se debe, como se puede consultar en el portal de Smart City desarrollado por el Ajuntament de Barcelona, a la aplicación de un proyecto actuaciones que mejoran la accesibilidad y la calidad de vida de los residentes y del medio a través de aplicaciones como el servicio de teleasistencia, el fomento de vehículos de transporte público eléctricos y una red smart de autobuses y de smartquesinas, semáforos inteligentes, sensores de disponibilidad de espacio para aparcar, caminos escolares, tecnología contactless, sistemas inteligentes de irrigación, puntos wifi gratuitos, gestión de residuos… Todas estas mejoras han provocado un ahorro de aproximadamente unos 86 millones de euros anuales en consumo de agua y electricidad.

A su vez, se trata de una oportunidad para microemprendedores locales que surge de los cambios en la sociedad que promulgan por una demanda más colaborativa y responsable con los pilares de la sostenibilidad –y que derivaría en un cambio socioeconómico positivo– y que en algunos casos, también quiere vivir una experiencia auténtica; siendo su principal ejemplo de éxito en el caso del sector de alojamiento la compañía Airbnb, aunque este tipo de tendencia de consumo es latente en todo tipo de servicios y productos de diferentes sectores como, por ejemplo, la hosteleria, presente mediante aplicaciones como EatWith.

Sin embargo, a pesar de que Barcelona posee galardones en varios ámbitos de smartness, la densidad de turismo en el centro de la ciudad es inmensa, y esto provoca molestias más que generalizadas en los residentes afectando negativamente a la calidad de vida y también en los turistas donde se ve comprometida la calidad de la experiencia.

Por estos motivos, uno de los objetivos de los destinos inteligentes debería ser la potenciación de la sostenibilidad social local gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías. Como ejemplo práctico, en el Observatorio Turístico de Euskadi, pioneros en el uso de las TIC, gestionan un monitor de movilidad que les permite analizar el flujo de los turistas en el destino tratando de comprender la actividad espacio-temporal de los visitantes en el mismo, identificando posibles patrones de movimiento, así como las zonas y lugares más frecuentados o masificados y los impactos que puedan generarse.

Actualmente, la información geo-espacial empieza a formar parte de los planes de desarrollo como smart cities de ciertas ciudades avanzadas del mundo, pudiendo ser utilizada gracias a tecnologías como el GPS para conocer las zonas más saturadas en tiempo real y tratar de dispersar así las aglomeraciones de turistas en ciertos enclaves de estos parajes.

Volviendo a hacer referencia al planteamiento inicial en que una de las finalidades clave de los destinos inteligentes es conseguir ser energéticamente sostenibles así como eficientes en el uso de recursos; podemos ver diferentes prácticas que se están desarrollando en pro de la sostenibilidad. En la dimensión ambiental, el posible futuro que depara a los destinos inteligentes es conseguir ser ciudades de emisión cero que sean totalmente sostenibles, así como se están desarrollando los edificios de emisión cero, como el ejemplo del Beddington Zero Energy Development en Londres.

En este aspecto, se puede abarcar el tema del transporte inteligente que hemos mencionado anteriormente, podríamos ver como se están empezando a utilizar tecnologías innovadoras con la finalidad de fomentar este concepto de “emisiones cero”. Como ejemplo, algunas ciudades también están planteándose el uso de soluciones tecnológicas como la implantación de carriles de recarga inalámbrica mediante la incorporación de cableado en las carreteras de las ciudades, de manera que se pueda transformar la energía cinética de los coches en energía utilizable como en el caso de las Electro Kinetic Road Ramps; con la finalidad de que el usuario no tenga que depender de la poca autonomía de las baterías de los coches. Si esto se aplicase al transporte público por carretera, las ciudades podrían conseguir reducir al máximo sus emisiones a la vez que el consumo.

Con perspectiva futurista, el hecho de desarrollar este tipo de tecnología podría estar enfocado a la autosuficiencia de las ciudades, tratando de hacer viable la generación y almacenamiento de energía ya no solo para el uso público como para el alumbrado, si no como energía verde comercializable no para el lucro si no para la satisfacción de los usuarios.

Todos estos avances ya existen, pero para que todas estas posibilidades y futuros desarrollos se dieran en los destinos, sería de suma importancia que hubiese políticas adecuadas que facilitasen y fomentasen la implantación de las mismas.

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