Delta Air Lines fue el centro de la polémica en Estados Unidos después de anunciar que ampliará el uso de inteligencia artificial (IA) para ajustar sus tarifas. La polémica surgió porque varios senadores demócratas señalaron que la aerolínea podría utilizar datos personales para establecer precios diferentes a cada cliente. En respuesta, Delta envió una carta en la que niega haber utilizado, probar o planear ningún sistema de precios individualizados. Según la carta enviada a los senadores Ruben Gallego, Mark Warner y Richard Blumenthal, «no existe ningún producto tarifario de Delta que se base en datos personales», y todas las tarifas se determinan por dinámicas de mercado y se publican de manera transparente.
La aerolínea reconoce que usa IA para ayudar a sus analistas a fijar tarifas, pero explica que se trata de un sistema de revenue management desarrollado junto a la empresa Fetcherr. Este sistema analiza datos agregados de demanda y disponibilidad para ajustar precios de manera dinámica, y actualmente se aplica en alrededor del 20 % de su red doméstica, con planes de ampliarlo. Delta insiste en que los precios no dependen de datos individuales y que no utiliza información personal ni variables socioeconómicas para discriminar a los pasajeros. Los senadores, sin embargo, han pedido más información sobre los datos que se recogen y advierten que no existen normas que impidan que las aerolíneas apliquen «precios de vigilancia» basados en la capacidad de pago de cada cliente.
El debate refleja el delicado equilibrio entre la innovación tecnológica y la confianza del consumidor. La IA permite a las aerolíneas ajustar tarifas en tiempo real según la demanda y la competencia, una práctica habitual en el sector turístico. No obstante, las denuncias de precios inflados han generado un debate sobre la ética del machine learning en la fijación de precios. Para el sector, el caso de Delta subraya la necesidad de transparencia y de marcos regulatorios claros que garanticen que la IA se utilice para optimizar la eficiencia sin vulnerar la privacidad de los viajeros. Más allá de la polémica, la aerolínea afirma que continuará invirtiendo en tecnologías de IA para mejorar la gestión de ingresos, pero siempre dentro de los límites del respeto a la privacidad y la regulación vigente.