Después de varios meses de especulaciones, Uber ha decidido finalmente renunciar a su marca en el sudeste asiático y vender su negocio a Grab, la que era hasta ahora su compañía rival en la región.

Es un movimiento similar al que la compañía ya realizó con Didi en el mercado chino, donde las grandes tecnológicas norteamericanas siguen encontrando grandes dificultades para imponer su dominio.

En la operación, Uber consigue el 27,5 de las operaciones de Grab, mientras que su CEO, Dara Khosrowshahi, pasará a formar parte del consejo de administración de la compañía.

Este acuerdo termina con la competencia entre ambas compañías, que también afectaba a su servicio de comida a domicilio. A partir de mayo, Uber Eats dejará de existir como marca en ocho países de la zona para incorporarse al negocio de Grab Eats.

Según ha afirmado el propio Khosrowshahi, «este acuerdo es la prueba del crecimiento excepcional de Uber en el sudeste asiático en los últimos cinco años. Nos ayudará a doblar nuestros planes de crecimiento, ya que invertimos fuertemente en nuestros productos y tecnología para crear la mejor experiencia del cliente en el planeta. Estamos entusiasmados de dar este paso con todo el equipo en Grab, y esperamos con expectación el futuro de Grab en el sudeste asiático».