El alojamiento alternativo, también conocidos como alquileres a corto plazo, homeshares, o alquileres de vacaciones, no son un concepto nuevo. Pero en los últimos años se han vuelto cada vez más populares en todo el mundo, gracias a nuevas plataformas tecnológicas como Airbnb, HomeAway, y FlipKey.
Mientras que el crecimiento de estas plataformas ha permitido que el mercado de alojamiento alternativo se extienda por todas partes, su popularidad también plantea una serie de preguntas: ¿Qué tipo de impacto tienen estos alquileres en los mercados locales de vivienda? ¿Cómo abordan estas plataformas los problemas de discriminación? ¿Están compitiendo cara a cara con los hoteles? ¿Qué servicios pueden proporcionar en el futuro? ¿Cómo deben ser reguladas para garantizar la salud y la seguridad de los anfitriones e invitados? ¿Deberían estar pagando impuestos?
Estas cuestiones complejas son una prueba de que estas empresas ya no están en su etapa de infancia. Airbnb, HomeAway o FlipKey, entre otros, han entrado en la adolescencia, y están siendo confrontados con la realidad de que hay mucho más involucrado en permitir que las personas pertenezcan a cualquier parte o vivan como un local, dos de los lemas de Airbnb.
Un nuevo informe desarrollado por Skift, con Luke Bujarski a la cabeza, aborda todos los retos que afronta el sector ante este boom de los alojamientos alternativos, al mismo tiempo que ofrece una panorámica de las distintas compañías implicadas en el sector: