España lleva seis años batiendo récords en lo que a turismo se refiere. Las previsiones para 2016 son, si cabe, más optimistas. Entre enero y mayo de 2016 se han superado los 14 millones de turistas (según el Instituto Nacional de Estadística) y todos los datos apuntan a que estamos a las puertas del mejor año turístico de la historia. Siendo el turismo uno de los sectores que mejor resistieron el embate de la crisis económica, la inestabilidad de otros destinos del Mediterráneo (como Túnez, Egipto o Turquía) hace que España sea la gran beneficiada a nivel turístico.
Desde Christie & Co se ha querido recoger en un nuevo estudio el comportamiento de las Islas Canarias como destino clave de la geografía española en términos de demanda, oferta, rentabilidad y apetito inversor, así como identificar sus retos y oportunidades de cara al futuro, mediante un análisis de las cuatro islas que concentran el mayor volumen de este negocio: Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Cabe destacar que las islas han recibido ya, hasta mayo, la visita de más de 3,1 millones de turistas extranjeros según datos del INE.
Amparo Gómez-Angulo, consultora sénior y autora del informe, comenta: “El mercado turístico y hotelero en Canarias viene ganando protagonismo en los últimos años como destino preferente en nuestro país de enero a diciembre. En los próximos años, además, afrontará importantes retos como la diversificación de su oferta, la adaptación de la planta hotelera existente o los el desarrollo de nuevos establecimientos debido al fin de las sucesivas moratorias de los últimos años. La Administración Pública deberá repensar este sector en un territorio tan atractivo como necesitado del turismo, para que su crecimiento sea sostenible y continúe generando riqueza y empleo para sus habitantes”.
Casi el 60 por ciento de los turistas eligen los hoteles como alojamiento preferido, frente a los establecimientos extra hoteleros (30 por ciento), las viviendas propias o de amigos y familiares (7 por ciento) u otros (3 por ciento). Por otro lado, la estancia media de los turistas en las islas es elevada (9,5 días), así como el gasto medio diario: 133,6 euros, por encima de otros destinos españoles comparables.
En los últimos años las Islas han logrado una mejora de sus conexiones aéreas a pesar de la crisis económica. Según revelan las estadísticas, en 2010 el número de rutas directas con destino al archipiélago fue de 419, mientras que actualmente en 2016 es de 434, lo que supone que ha ganado 15 rutas directas (pese a la pérdida de más de 30 rutas en relación a años anteriores). De la misma manera, en el mismo período se observa un aumento del número de ciudades con vuelos directos a las islas.
La inversión hotelera en España ha ascendido a 2.614 millones de euros en 2015, una inversión 2,4 veces mayor que en 2014. El segmento vacacional continúa siendo el principal foco de inversión y supone un 54 por ciento del total. Geográficamente, destacó la intensa actividad inversora en Canarias, donde el volumen invertido se quintuplicó respecto al año previo, alcanzando los 683 millones de euros (incremento de 547 millones de euros) y que sitúa al archipiélago como la comunidad más beneficiada con un 12 por ciento más de inversión que en 2014.
La innovación del producto turístico, estrechamente ligada a la renovación de la planta hotelera, pone de manifiesto la sostenibilidad como un aspecto primordial valorado cada vez más por turistas y clientes. Como ejemplo, Lanzarote se ha convertido en el primer destino del mundo en obtener la certificación Biosphere Responsible Tourism, reconocida por el Global Sustainable Tourism Council, que proporciona un sistema mundial de reconocimiento, aprobación y acreditación en programas de certificación de turismo sostenible. La formación y el empleo continúan siendo un reto importante puesto que, según datos oficiales, el 83 por ciento de los demandantes de empleo en este sector acreditan únicamente Educación Secundaria. Al contrario de lo que ocurre en otros destinos de sol y playa, Canarias juega con la ventaja de que el empleo turístico crece continuamente y es más estable que en otros destinos de sol y playa al no depender de la estacionalidad. Por último, el papel de la Administración será clave tanto para la renovación de los destinos (mediante planes de mejora urbanística), como para la regularización de aspectos que preocupan al sector hotelero, entre otros las nuevas modalidades de alojamiento vacacional.