Incorporar experiencias personalizadas y conectadas con el destino puede tener un impacto directo en los ingresos por habitación disponible (RevPAR). Así lo demuestra un reciente informe publicado por Turneo, una plataforma especializada en ayudar a los hoteles a organizar actividades en destino, que analiza cómo una estrategia centrada en experiencias puede convertirse en un motor de rentabilidad para el sector hotelero.
Más allá del “extra”: las experiencias como eje estratégico
Durante años, las experiencias se han tratado como un complemento dentro de la oferta hotelera: visitas guiadas, catas o actividades recreativas para enriquecer la estancia. Sin embargo, Turneo plantea un cambio de paradigma. Según sus datos, los hoteles que apuestan de forma decidida por integrar experiencias en su propuesta de valor logran una mejora del 55 % en su RevPAR respecto a aquellos que no lo hacen.
El estudio, basado en datos públicos de 136.600 establecimientos a nivel global —incluyendo 122 grupos hoteleros que suman 12,2 millones de habitaciones y generan un total de 131.000 millones de euros en ingresos—, apunta a una correlación directa entre el peso de las experiencias y la rentabilidad.
El índice de experiencia: cómo medir el impacto
Para realizar el análisis, Turneo desarrolló el “Experience Index”, una herramienta que evalúa el nivel de integración de las experiencias en la estrategia de marca hotelera. Este índice se basa en cinco criterios:
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Visibilidad en el mensaje de marca: qué protagonismo tienen las experiencias en la comunicación.
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Originalidad: si las actividades ofrecidas son distintas y memorables.
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Conexión local: hasta qué punto reflejan la cultura y la comunidad del destino.
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Personalización: si el huésped puede adaptar las experiencias a sus intereses.
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Integración en la identidad de marca: cómo las experiencias están ligadas al ADN del hotel.
A partir de estos elementos, cada hotel recibe una puntuación de 0 a 15. Los que alcanzan entre 10 y 15 puntos son considerados de “alto enfoque” en experiencias; los de entre 5 y 10 puntos, de “enfoque medio”; y los que no superan los 5 puntos, de “bajo enfoque”.
Los resultados son contundentes. Los hoteles con alto enfoque no solo registran un RevPAR medio un 262 % superior a los de bajo enfoque, sino también un 104 % más alto que los de enfoque medio.
Además, por cada punto adicional en el índice, se observó un incremento medio anual de 2.564 € en RevPAR, lo que sugiere que incluso pequeños avances en esta estrategia pueden tener un retorno económico claro.
Más allá del ingreso por habitación
La integración de experiencias no solo mejora el RevPAR. Turneo también identificó beneficios transversales en todas las fases de la relación con el huésped:
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Pre-estancia: menor tasa de cancelación.
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Durante la estancia: aumento del gasto diario por huésped.
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Post-estancia: mejores valoraciones, mayor fidelización y más rebookings.
En definitiva, las experiencias no solo generan ingresos adicionales, sino que refuerzan el vínculo emocional con la marca.
Una tendencia alineada con los nuevos hábitos de consumo
Este enfoque responde a una transformación más amplia en los hábitos del viajero. El turista contemporáneo, especialmente en segmentos como el lujo o el bleisure (business + leisure), busca estancias con sentido, autenticidad y conexión con el entorno. El valor ya no está solo en el alojamiento, sino en lo que se vive en torno a él.
La experiencia se convierte así en una palanca para diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo, y en una forma eficaz de ampliar el margen de ingresos más allá de las habitaciones, algo especialmente relevante en un contexto de presión sobre los costes operativos.
¿Qué implica esto para los hoteles?
El estudio de Turneo envía un mensaje claro: invertir en experiencias no es solo una cuestión de reputación o marketing, sino una estrategia de negocio con impacto tangible en la cuenta de resultados.
Para los hoteleros, esto implica repensar su modelo operativo y comercial. Algunas acciones clave podrían ser:
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Incorporar experiencias desde el diseño del producto y no como un añadido posterior.
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Colaborar con proveedores locales para crear actividades auténticas y sostenibles.
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Formar al personal en hospitalidad experiencial.
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Utilizar tecnología para gestionar y distribuir estas actividades de forma eficiente.
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Integrar las experiencias en los canales de venta directa y en las plataformas de fidelización.
Una oportunidad para repensar el valor
Tal como concluye el informe: “Cuanto más invierte una marca en ofrecer y promover experiencias significativas, personalizadas y con raíces locales, mayor tiende a ser su RevPAR”.
El mensaje es especialmente relevante en un momento en el que la industria hotelera busca fórmulas para mejorar su rentabilidad sin depender únicamente de subir tarifas. Las experiencias ofrecen una vía alternativa para capturar valor, mejorar la percepción del cliente y fomentar una relación más duradera y significativa con la marca.
Para un sector que aspira a evolucionar desde la mera transacción hacia la creación de vínculos memorables, apostar por las experiencias no solo es una tendencia: es una estrategia de crecimiento con base sólida en los datos.
Información original en PhocusWire.