Una escena cada vez más plausible: un viajero recorre las calles de París, Praga o Budapest guiado no por una persona, sino por su asistente de inteligencia artificial. Este agente virtual, integrado en su móvil, conoce sus preferencias, le aporta datos históricos, detalles arquitectónicos y sugerencias en tiempo real. Esta imagen, antes propia de la ciencia ficción, empieza a materializarse en el sector de tours y actividades turísticas, que comienza a explorar las posibilidades (y límites) de las experiencias autónomas.
Durante el evento «The New Age(nts) Trend Series» organizado por Phocuswright, expertos del sector debatieron sobre el impacto de la IA generativa en el turismo en destino. Entre los participantes estuvieron Alex Bainbridge, CEO de Autoura; Mitch Bach, cofundador de TripSchool; y Janette Roush, vicepresidenta de innovación y directora de IA en Brand USA.
De asistentes a compañeros de viaje
Para Mike Coletta, responsable de investigación e innovación en Phocuswright, las capacidades de visión computacional y voz en tiempo real de los modelos actuales permiten comprender el entorno y mantener conversaciones naturales, lo que podría transformar la forma en que los viajeros exploran barrios, monumentos o interactúan con el entorno local.
Janette Roush considera que la incorporación de la IA en los viajes no supondrá una ruptura radical, sino una transición gradual, como ya ocurre con herramientas como Google Maps. Para ella, la clave está en la accesibilidad y en la capacidad de respuesta contextual: «Será como tener un asistente que nos va sugiriendo, pero de forma más intuitiva».
Desde Autoura, Bainbridge imagina un futuro en el que los agentes de IA se conviertan en compañeros cercanos del viajero, capaces de establecer un vínculo. «No será solo una versión hablada de Wikipedia», aseguró. «Serán entidades que te conocen, que entienden tus gustos, y con las que interactúarás como con un amigo».
En cambio, Mitch Bach planteó una reflexión de fondo: ¿el objetivo del viaje es eliminar fricciones o convertirnos en mejores personas? Para Bach, la tecnología tiene un papel positivo en la inclusión, sobre todo para viajeros con discapacidades, pero alertó del riesgo de perder la esencia transformadora del turismo.
Experiencias mixtas: humanos + IA
La mayor parte de los panelistas coincidió en que la convivencia entre guías humanos y agentes de IA podría ofrecer lo mejor de ambos mundos. Bainbridge propuso modelos secuenciales o simultáneos, donde la IA refuerce al guía o lo complemente cuando se presenten barreras como el idioma.
En ese sentido, los asistentes virtuales podrían actuar como traductores contextuales o facilitadores de información adicional durante una visita guiada, optimizando la experiencia tanto para el visitante como para el profesional.
¿Cómo se preparan las empresas del sector?
A nivel operativo, las opiniones también están divididas. Si bien pocas empresas ven a la IA como un reemplazo directo de los guías humanos, muchas sí la están adoptando para mejorar procesos internos y enriquecer la personalización.
Matthijs Keij, CEO de Withlocals, explicó que utilizan la IA como un «asistente inteligente» que ayuda a los anfitriones a crear experiencias más adaptadas, permitiéndoles centrarse en lo que realmente importa: conectar con los viajeros.
En GetYourGuide, Catherine Treyz explicó que el mayor potencial de la IA reside en el lado de la oferta: optimizar recomendaciones, eficientar tareas de preparación y descubrir experiencias poco visibles.
Por su parte, Enrique Espinel, director de operaciones de Civitatis, afirmó que están incorporando la IA en sus procesos internos para liberar tiempo y recursos, pero sin sustituir la esencia de sus servicios. «Nuestro valor ha estado siempre en el contacto humano. Esa es nuestra propuesta y nuestro compromiso desde hace diecisiete años».
Espinel remarcó que la única aproximación semi-autónoma que contemplan es el uso de audioguías, sin planes de incluir recorridos totalmente dirigidos por IA.
Humanidad como valor diferencial
Tanto Keij como Treyz subrayaron que la razón principal por la que la gente viaja no es para interactuar con algoritmos, sino para vivir momentos humanos: una risa compartida, una historia personal o una comida casera.
Desde su perspectiva, los anfitriones son el producto. En GetYourGuide, creen que las experiencias deben ser una oportunidad para desconectar del exceso de tecnología y reconectar con lo auténtico: la cultura, la comunidad y los sentidos.
Keij fue contundente: «Los viajeros no cruzan el mundo para subirse a un taxi autónomo. Lo hacen para escuchar una historia real, para sentir una conexión».
Una transición con equilibrio
Lejos de un escenario dicotómico, el futuro parece pasar por una convivencia entre tecnología y contacto humano. La IA puede aportar eficiencia, inclusión y personalización, pero las emociones, los matices culturales y la empática narración seguirán siendo terreno humano.
El reto para los proveedores de tours y actividades estará en encontrar ese equilibrio: aprovechar la IA como herramienta sin perder la esencia de lo que hace que una experiencia turística sea verdaderamente inolvidable.
Porque, como concluyó Keij, «una comida con la abuela del guía en Nápoles después de una caminata… eso, ninguna máquina puede replicarlo».
Información original en PhocusWire.