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Generación Z y millennials redefinen las reglas para hoteles y tiempo compartido

La Generación Z y los millennials están transformando de manera acelerada la forma en que se conciben las estancias, tanto en hoteles como en el mercado de tiempo compartido. Estas generaciones, que ya representan una parte importante de la demanda turística, no buscan simplemente un lugar donde dormir: quieren experiencias flexibles, personalizadas y alineadas con su estilo de vida.

En el ámbito del tiempo compartido, el impacto es evidente. El mercado global de la propiedad vacacional alcanzará los 19.000 millones de dólares en 2025 y se prevé que supere los 26.000 millones en 2029. Sin embargo, el modelo tradicional de semanas fijas en un mismo complejo está quedando atrás. Ahora, la prioridad está en sistemas de uso basados en puntos, con acceso a múltiples destinos y tipologías de alojamiento.

Una generación que prioriza experiencias sobre posesiones

Barry Robinson, presidente y director de operaciones internacionales de Travel and Leisure —antes conocida como Wyndham Destinations— explicó que, a diferencia de generaciones anteriores, estos viajeros prefieren invertir en vivencias en lugar de adquirir bienes materiales como una vivienda. Este cambio de mentalidad también se observa en la creciente popularidad de la propiedad fraccionada, que permite disfrutar de activos de lujo como villas, yates o aviones privados sin tener que comprarlos en su totalidad.

Para los hoteles, este comportamiento supone un reto y una oportunidad: ofrecer paquetes más flexibles, opciones personalizadas y propuestas de valor que respondan a intereses muy específicos. La fidelidad de estas generaciones no se gana solo con programas de puntos, sino con experiencias memorables y coherencia en el servicio.

Flexibilidad como factor decisivo

El modelo moderno de tiempo compartido se ha transformado en una plataforma de experiencias modulables. Los socios ya no buscan únicamente la habitación más grande, sino la posibilidad de adaptar la estancia a sus planes, desde escapadas cortas hasta vacaciones prolongadas.

Jason Gamel, presidente y consejero delegado de la American Resort Development Association (ARDA), ha resaltado que el sector hotelero en general está evolucionando para ofrecer este tipo de adaptabilidad. En este sentido, los hoteles que adopten la filosofía del tiempo compartido —más opciones, menos rigidez— estarán mejor posicionados para captar a este público.

Un viraje hacia la demanda nacional

En mercados como Asia, Travel and Leisure ha adaptado su oferta para responder a clientes nacionales, no solo a turistas internacionales. Robinson detalló que esto implicó integrar experiencias locales seleccionadas, diversificar tipos de alojamiento y ofrecer desde estancias sencillas hasta villas de ultralujo con servicios personalizados como chefs privados o piscinas exclusivas.

Para los hoteles, esta tendencia refuerza la importancia de conocer y atraer al cliente doméstico, especialmente en contextos de volatilidad internacional. Las tarifas aéreas elevadas o la subida de precios en destino pueden limitar los viajes de larga distancia, pero un producto atractivo a nivel local garantiza ocupación y estabilidad.

Generaciones con expectativas claras

Tanto la Generación Z como los millennials valoran la autenticidad, la conexión con la comunidad y el acceso a experiencias personalizadas. Buscan hoteles y complejos que ofrezcan un relato coherente con sus valores, desde la sostenibilidad hasta la inclusión. Además, son consumidores digitales, acostumbrados a gestionar reservas y experiencias desde el móvil, con expectativas de respuesta inmediata y opciones a medida.

Esto exige a hoteles y operadores de tiempo compartido invertir en tecnología, integración de datos y herramientas que permitan una comunicación fluida y segmentada. El reto no está solo en captar a este cliente, sino en mantener su interés y construir una relación a largo plazo basada en relevancia y valor añadido.

Resiliencia y visión de futuro

El giro hacia un modelo más flexible y centrado en el mercado nacional no solo ha permitido a empresas como Travel and Leisure mantener actividad en periodos críticos, como durante la pandemia, sino que también ha fortalecido su resiliencia frente a cambios en las condiciones del mercado.

Para los hoteles, la lección es clara: adaptar la oferta, diversificar mercados y priorizar la experiencia sobre la transacción. En un entorno donde la fidelidad se construye con valor tangible y no con promesas genéricas, las cadenas y establecimientos independientes que entiendan las motivaciones de la Generación Z y los millennials estarán en ventaja competitiva.

Fuente: Skift.

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