por Carlos Díez de la Lastra, director general de Les Roches Marbella
En Les Roches llevamos muchas décadas siendo testigos de cómo cambia la carrera de un directivo turístico y de su compañía según el nivel de formación que ha recibido. La profesionalización del sector cada vez deja menos espacio a la improvisación y la autosuficiencia en favor de la especialización y el trabajo colaborativo.
Si eso ha sido cada vez más evidente, en épocas como esta, de grandes transformaciones, las empresas necesitan más que nunca contar con profesionales con la preparación, visión y flexibilidad suficiente para hacer frente a nuevos y cambiantes retos en la industria.
Debemos abordar la nueva educación desde un punto de vista integral, donde la capacitación académica más estricta se integre y enriquezca con la experiencia del directivo y alimente la curiosidad, el sentido de autocrítica, la reflexión, y el diálogo.El objetivo: preparar y dotar a los alumnos de todas las herramientas necesarias para trabajar en entornos VUCA, un concepto usado en los años noventa por los soldados norteamericanos, y que hoy, inmersos, en la primera gran pandemia del siglo XXI, cobra aún más sentido.
Nuestra red económica y la sociedad al completo se enfrenta a insólitas situaciones caracterizadas por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad. Los modelos de turismo que se vislumbran requieren, casi desde ya, la implementación de nuevos modelos de formación, donde a las habilidades de gestión, al conocimiento multicultural y lingüístico y a las herramientas técnicas, se sumen sólidos principios éticos y un decidido compromiso emocional y colectivo.
Y es ahí donde también entra en juego la importancia del aprendizaje continuo. Se precisan técnicos expertos con un alto nivel de resiliencia, y grandes dotes de liderazgo. No es nuevo, pero sí más relevante en este contexto.
Durante los últimos años he visto cómo compañías y directivos han hecho auténticos esfuerzos por incorporar un mayor grado de profesionalización en sus equipos o progresar en nuevas especialidades.
Parece innegable que en un mundo en el que los avances tecnológicos remodelan repetidamente el lugar de trabajo sea esencial que las personas practiquen la educación permanente, pero además coincido con la reflexión de Elise Masurel, directora general de École Ducasse: “entender el aprendizaje continuo como parte de un estilo de vida es esencial para lograr la satisfacción personal, mejorar la autosostenibilidad y la empleabilidad”.
Lo que es cada vez más claro es que esta crisis nos ha empujado a acelerar un proceso ya de por si necesario. Ha llegado el momento de fijar un sistema que favorezca la educación personalizada, con aulas reducidas y en algunos casos planes de estudio semipresenciales.
La tecnología ayudará a personalizar los modelos de formación y hacer que el aprendizaje sea más interactivo, pero hay un valor innato en la conexión e interrelación humana. La enseñanza integral sólo es posible cuando encontramos un perfecto equilibrio entre ambos mundos.
En Les Roches nuestra reciente apuesta es “Global Talent Development”; una recopilación de oportunidades de aprendizaje exclusivas, dirigidas a los profesionales del sector hotelero, la economía de la experiencia y otros segmentos enfocados en el cliente.
Un abanico de asignaturas disponibles para particulares y empresas, divididas en doce áreas temáticas (finanzas, marketing, innovación, liderazgo…), y asentadas en módulos mixtos, con la plasticidad necesaria para adaptarse a un ritmo de vida ajetreado.
Creo firmemente que el turismo es el eje que va a permitir que salgamos más rápido o más despacio de la crisis. Cuando el turismo empiece su recuperación se generará un impacto multiplicador de confianza en el resto de los sectores.
Las instituciones educativas que tenemos peso y referencia internacional en el sector, como Les Roches tenemos también que hacer nuestro el desafío de participar activamente en este proceso evolutivo de la industria hotelera y turística post-covid.