El fallo judicial contra Google abre un nuevo escenario para la distribución digital en turismo

La industria de los viajes vuelve a poner la mirada en Google tras la decisión de un juez federal en Estados Unidos que obliga a la compañía a compartir parte de sus datos con competidores y le prohíbe firmar contratos exclusivos. Sin embargo, el gigante tecnológico podrá conservar su navegador Chrome, lo que ha despertado críticas entre quienes consideran que el fallo se queda corto frente al alcance real de su poder en el mercado digital.

Un fallo con impacto limitado en el corto plazo

La sentencia llega apenas un año después de que el juez Amit Mehta concluyera que Google había creado un monopolio sobre la búsqueda online, tras una demanda del Departamento de Justicia estadounidense presentada en 2020. La resolución actual establece que la empresa deberá facilitar a sus rivales acceso a determinados conjuntos de datos sobre búsquedas e interacciones de los usuarios, aunque excluye la información vinculada a publicidad.

Pese a estas restricciones, Google mantendrá la posibilidad de realizar pagos para asegurar la preinstalación de su buscador en dispositivos, aunque sin contratos de exclusividad. Para la industria turística, altamente dependiente de la visibilidad en buscadores, la noticia genera un doble efecto: introduce la posibilidad de un escenario algo más equilibrado, pero al mismo tiempo mantiene buena parte de la arquitectura que consolidó el dominio de Google en el ecosistema digital.

Reacciones desde el sector turístico

La respuesta desde la industria de los viajes ha sido variada, aunque predominan las valoraciones que ven la decisión como insuficiente. Johannes Thomas, CEO de Trivago, consideró que, al no exigirse la venta de Chrome o Android, se preserva en gran medida la estructura del monopolio. A su juicio, permitir que Google conserve estas piezas clave supone un riesgo de perpetuar las mismas dinámicas en un momento en que la inteligencia artificial redefine la forma en que los consumidores acceden a la información.

Otros expertos, como Rod Cuthbert, fundador de Viator, restaron dramatismo al fallo. Según explicó, el peso de Google en el turismo ya no es tan absoluto como hace una década, ya que parte de la búsqueda de inspiración y planificación se ha desplazado hacia redes sociales, plataformas de vídeo y, más recientemente, motores de IA generativa.

Desde la consultora Propellic, su CEO Brennen Bliss sostuvo que la resolución representa solo el inicio de un cambio gradual: Google conserva intacta su posición a corto plazo, aunque la obligación de compartir datos podría erosionar a futuro su principal ventaja competitiva.

Booking Holdings y la diversificación de canales

El debate coincide con una etapa de transformación en la estrategia de grandes actores del sector. Ewout Steenbergen, CFO de Booking Holdings, aseguró en la conferencia Citi 2025 Global TMT que el grupo ha reducido de forma significativa su dependencia de Google, con un 60% del tráfico ya procedente de canales B2C y un 30% de canales de pago. Además, destacó que la compañía está ampliando su inversión en redes sociales y trabaja estrechamente con desarrolladores de modelos de lenguaje generativo para captar tráfico desde nuevas fuentes.

Este giro estratégico refleja una tendencia común entre las grandes plataformas turísticas: diversificar sus canales de adquisición para no depender en exceso de los buscadores tradicionales.

Opiniones encontradas sobre el futuro

Algunos analistas ven en el fallo una victoria clara para Google, como señaló Christian Watts, CEO de Magpie, al recordar que el valor de la empresa subió cerca de 200.000 millones de dólares tras conocerse la decisión. Otros, como Marina Petrova, de Intentful, advirtieron que el modelo de marketing de resultados creado por Google seguirá vigente, aunque la aparición de nuevos navegadores y cambios en privacidad podrían alterar las reglas del juego en los próximos años.

Para Shir Ibgui, fundadora de Globe Thrivers, la prohibición de contratos exclusivos es solo un pequeño paso, ya que la mayoría de los usuarios no modifican el buscador predeterminado de sus dispositivos. En su opinión, esto seguirá dificultando la entrada de nuevos actores en la fase inicial de descubrimiento de viajes.

Jason Noronha, cofundador de D3x, valoró como especialmente relevante la obligación de Google de compartir datos de búsqueda, ya que esto podría impulsar el desarrollo de herramientas turísticas innovadoras basadas en inteligencia artificial y evitar que la compañía concentre también el futuro del mercado de asistentes de IA.

Una industria en plena transición

El debate sobre Google llega en un momento en el que el sector turístico vive una transición acelerada hacia modelos de búsqueda e inspiración basados en inteligencia artificial y redes sociales. Para los hoteles, las agencias y las plataformas online, la sentencia no implica un cambio inmediato en el reparto de poder digital, pero sí refuerza la necesidad de seguir diversificando su presencia en canales emergentes.

El reto para el turismo no será únicamente cómo posicionarse frente a Google, sino cómo adaptarse a un ecosistema en el que la búsqueda y la reserva de viajes se ven cada vez más mediadas por algoritmos de IA, recomendaciones personalizadas y experiencias integradas en redes sociales.

En definitiva, el fallo judicial abre un capítulo más en la compleja relación entre Google y la industria de los viajes. Aunque mantiene casi intacto el poder del gigante tecnológico en el corto plazo, podría sentar las bases de un entorno más abierto a la competencia en los próximos años.

Información original en PhocusWire.

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