El coste de Airbnb para los inquilinos de la ciudad de Nueva York: 616 millones de dólares, unos 513 millones de euros.
Esa es la conclusión de un nuevo informe realizado por Scott Stringer, que detalla el impacto del sitio web de viviendas compartidas en la accesibilidad a la vivienda de alquiler en la ciudad entre 2009 y 2016.
Es evidente que el coste del alquiler se ha disparado en este periodo, pero para aislar el efecto concreto de Airbnb, la oficina de Stringer comparó el crecimiento de lo que habrían sido los alquileres sin que hubiera anuncios en Airbnb con el crecimiento que realmente se ha producido.
Los propietarios que alquilan sus apartamentos para estancias de corta duración esencialmente están eliminando esas unidades del mercado de alquiler, lo que reduce el suministro de viviendas y aumenta el coste de las viviendas restantes.
Por cada 1 por ciento de todas las unidades residenciales en un vecindario listado en Airbnb, los alquileres en ese vecindario subieron 1,58 por ciento, asegura Stringer.
Airbnb se ha apresurado a calificar el informe de «incorrecto». Según la compañía, el estudio afirma falsamente que los neoyorquinos de clase media que comparten su espacio son responsables del aumento del coste de la vivienda en Nueva York, un hecho que no podría estar mas alejado de la verdad.
«La mayoría de nuestros anfitriones comparten el hogar en el que viven y no eliminan viviendas permanentes del mercado. De hecho, como descubrieron recientemente investigadores de NYU, para que alguien gane tanto dinero de un huésped de Airbnb como de un inquilino a largo plazo, tendrían que compartir un hogar 216 noches al año en la ciudad de Nueva York, más del triple el número de noches que se comparte un alojamiento medio en la plataforma».
Airbnb argumenta que, después de todo, cualquiera que viva en Nueva York sabe que la ciudad ha tenido una emergencia de vivienda declarada desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que los precios han aumentado durante décadas. De hecho, los precios de las viviendas en la ciudad de Nueva York se elevaron mucho antes de que se fundara siquiera Airbnb, aumentando en un 124 por ciento entre 1996 y 2006.
Es más, la compañía considera que los alquileres, en muchos vecindarios, están bajando de precio, en parte debido a un aumento en el suministro de viviendas después de años de estancamiento después de la recesión.
Los alquileres de Manhattan cayeron un 3,8% en marzo, la mayor proporción desde 2011, y las rentas de Brooklyn cayeron durante cuatro meses consecutivos, con descensos del 48 por ciento en los nuevos alquileres, un récord.
Para Airbnb «en este informe, nuestra trabajadora comunidad anfitriona es nuevamente culpada por una crisis de accesibilidad a la vivienda de la que no tienen culpa, y es una circunstancia a la que ellos mismos enfrentan todos los días. De hecho, es el intercambio de viviendas lo que ha facultado a decenas de miles de neoyorquinos conseguir más de 6.700 dólares de media en ingresos adicionales cada año, todo sin gastar un solo dólar del contribuyente».