Desayuno sobre la marcha, salida anticipada, check-in rápido…, los clientes de negocios son a menudo fáciles de gestionar. Por otra parte, esta clientela tiende a gastar más en servicios adicionales durante su estancia que los viajeros de ocio: del 50% al 75% más se dedica a la restauración, limpieza en seco, etc.
Esta tendencia es aún más importante con los millennials: el 37 por ciento gasta más en servicio de habitaciones cuando estos gastos están cubiertos por la compañía, en comparación con el 21% para los 46-65 años de edad.
El fenómeno de «bleisure», o mezcla de negocios y placer, combinando viajes profesionales y turismo privado, sigue aumentando. De hecho, de acuerdo con ‘Travel Weekly Consumer Trends’, el porcentaje de viajes de negocios extendidos en viajes de ocio personal aumentó del 11% al 17% en 2016. Estas prácticas son cada vez más aceptadas en los principales grupos internacionales.
En un contexto en el que están surgiendo nuevos tipos de alojamiento, los servicios e instalaciones ofrecidos por los hoteles son siempre un factor diferencial para los clientes de negocios y por lo tanto representan una oportunidad para los hoteleros independientes.
¿Cómo adaptarse a estos nuevos comportamientos y aprovechar esta clientela con alto potencial para cada hotel? Esta infografía desarrollada por Fastbooking ofrece algunas claves al respecto: