Se conoce como viajero digital-first a aquellas personas habituales en aeropuertos, estaciones y cabinas de avión que combinan una constante movilidad sin dejar de estar conectados. Estos viajeros planifican rutas desde el móvil, conocen un buen número de aplicaciones útiles para cada traslado y, cuando se enfrentan a horas de espera o trayecto, recurren al entretenimiento online como un salvavidas que les hace pasar el tiempo de forma más divertida.
En ese universo digital, las preferencias son amplias, pero hay tendencias claras. Muchos viajeros aprovechan estos momentos para descubrir series breves, podcasts especializados o incluso probar juegos online ligeros. Una buena cantidad de ellos se decantan claramente por probar suerte jugando a las populares slots y otros juegos de casinos online, sobre todo cuando el viajero quiere desconectar sin complicaciones. La clave está en que todo sea rápido, accesible desde el móvil y compatible con conexiones irregulares, algo muy común en las escalas con Wi-Fi saturado o en vuelos con conectividad limitada.
Microcontenidos para microtiempos muertos
El comportamiento del viajero actual demuestra que cinco o diez minutos pueden ser suficientes para disfrutar de algo. Por eso, el auge de los microcontenidos ha encajado tan bien en los desplazamientos largos. Episodios de menos de 15 minutos, newsletters que se leen de un tirón, clips de comedia o documentales “fast cut” se han convertido en aliados para quienes no quieren comprometerse con una historia larga justo antes del embarque.
Los viajeros cuentan que, en esos ratos perdidos entre puertas de embarque, agradecen consumir algo que no les exija demasiado. Pequeñas cápsulas de distracción que rebajan la tensión y ayudan a desconectar entre un control de seguridad y otro.
El auge del entretenimiento offline descargable
Aunque hablemos de un perfil digital-first, lo cierto es que la conectividad no siempre acompaña. Por eso crece el consumo de contenidos descargables directamente desde listas de reproducción, temporadas completas de series, revistas interactivas, juegos que no requieren conexión… incluso cursos breves o masterclasses para “aprovechar el tiempo” durante un vuelo de tres horas. Es un cambio de expectativas que ha creado a un viajero digital-first, acostumbrado a que la pantalla del móvil resuelva casi cualquier necesidad.
Lo que sí es cierto es que el entretenimiento digital online se concibe como compañía inseparable durante los trayectos. Más allá del ocio puro, hay algo casi terapéutico en estas rutinas digitales cuando se recurre a podcasts narrativos o vídeos de humor. El motivo es la familiaridad de esas voces o esos ritmos que sirve para combatir el tedio y, en algunos casos, la ansiedad que generan los trayectos largos.
Lo mismo ocurre con las apps de música y sus listas de concentración para quien quiere avanzar trabajo en el aeropuerto, mezclas más animadas para quien aterriza cansado, sonidos ambientales para quienes necesitan relajarse en la terminal. La personalización es absoluta y forma parte del estilo de viaje contemporáneo.
Plataformas que ya piensan en el viajero en tránsito
Como no podía ser de otro modo, las grandes plataformas de entretenimiento digital han detectado este comportamiento y están adaptando su oferta. Algunas permiten descargar contenido en cuestión de segundos; otras reorganizan su interfaz para sugerir lo que es ideal para “viajes” o “esperas cortas”. Incluso hay apps que detectan el tipo de conexión y recomiendan contenido adecuado a la calidad del Wi-Fi disponible.
Lo mismo pasa con los juegos móviles, que optimizan su rendimiento para sesiones rápidas y con poca batería. Varias de las apps más usadas en trayectos largos no son necesariamente las más conocidas, en este listado aparecen herramientas de meditación, diarios de viaje interactivos o aplicaciones para editar fotos al vuelo. Ese tipo de micro productividad también cuenta como entretenimiento para este usuario digital-first.
Por otro lado, en los últimos años, varias encuestas elaboradas por aerolíneas y operadores aeroportuarios coinciden en que la percepción de una escala mejora notablemente cuando el pasajero siente que tiene autonomía para entretenerse. No depende tanto de la calidad del asiento o del tamaño de la terminal como de la posibilidad de llenar el tiempo a su manera.
Esa idea resume bien el comportamiento del viajero digital-first, donde la tecnología, además de soporte, es un modo de suavizar la experiencia, de escapar del ruido, de mantener cierto control en medio de un entorno a veces caótico.
Una nueva oportunidad para el sector turístico
La industria también ha entendido que el entretenimiento online es una pieza fundamental del viaje. Las aerolíneas de nueva generación incorporan conectividad estable y catálogos de contenido propios con apps de viaje que ofrecen guías en vídeo, visitas virtuales o experiencias sonoras para consumir en los traslados. Los hoteles, por su parte, permiten continuar el contenido iniciado en el avión gracias a sistemas de “continuar viendo”.
Esto crea un ecosistema fluido, donde el viajero puede saltar de un soporte a otro sin romper la experiencia. Asimismo, abre una oportunidad para que destinos turísticos, marcas culturales y operadores creen contenidos diseñados específicamente para esas “ventanas muertas” del viaje con cápsulas de historia local, audioguías ultrabreves, juegos temáticos…
Que un trayecto de cuatro horas se haga más corto, que un aeropuerto desconocido resulte menos frío, que un retraso no arruine el ánimo es un objetivo del viajero digital-first. Su forma de consumir entretenimiento habla de cómo encajan lo inesperado, de cómo gestionan el tiempo, de cómo usan lo digital para crear una burbuja propia incluso cuando están rodeados de miles de personas.
