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Airbnb cuestiona las regulaciones de alquiler a corto plazo en Nueva York tras un año de aplicación

Airbnb cuestiona las regulaciones de alquiler a corto plazo en Nueva York tras un año de aplicación

Un año después de que la ciudad de Nueva York comenzara a aplicar estrictas regulaciones sobre los alquileres a corto plazo, las críticas no han cesado. Airbnb, una de las plataformas más afectadas por estas normativas, ha publicado recientemente un informe en el que sostiene que las regulaciones «no han cumplido su promesa de combatir la crisis de vivienda». Según la empresa, lejos de solucionar los problemas habitacionales, las medidas han impactado negativamente a comunidades periféricas, incrementado los costos de alojamiento y afectado a los antiguos anfitriones, sin ofrecer una solución real al acceso a la vivienda.

Desde el principio, Airbnb se mostró abiertamente en contra de la normativa y llegó a demandar a la ciudad, argumentando que las reglas impuestas eran «extremas y opresivas». Aunque la demanda no prosperó, ahora Airbnb cuenta con datos que respaldan su postura, mostrando cómo los precios tanto de los hoteles como de los alquileres han aumentado desde que entraron en vigor las restricciones.

El impacto de las regulaciones en la vivienda y el turismo

Theo Yedinsky, vicepresidente de política pública en Airbnb, destacó que las regulaciones han tenido un efecto contrario al esperado. Según Yedinsky, «las normativas de alquiler a corto plazo en Nueva York han tenido un efecto contraproducente, impactando desproporcionadamente a las comunidades de los barrios periféricos, aumentando los costos de viaje y sin resolver la crisis de la vivienda».

Además, argumentó que estas medidas han hecho que los precios de los alojamientos sean inaccesibles para los consumidores habituales y han dejado a los antiguos anfitriones en situaciones económicas complicadas.

Este caso en Nueva York no es único. Otras ciudades alrededor del mundo han estado considerando medidas similares, con Barcelona como uno de los ejemplos más recientes. Las autoridades de la capital catalana anunciaron en junio su intención de prohibir los alquileres a corto plazo dentro de un período de cuatro años, utilizando preocupaciones sobre la vivienda como justificación para tales medidas.

Sin embargo, voces dentro de la industria han estado criticando estas regulaciones, señalando que no atacan los verdaderos problemas que enfrentan los mercados de vivienda en estas ciudades. Nils Mattisson, director general y cofundador de Minut, una empresa de monitoreo de alquileres, explicó que un año después de la aplicación de las normativas en Nueva York, no se ha logrado aliviar la crisis de la vivienda.

«Los precios de los hoteles han subido, los alquileres han seguido aumentando y los anfitriones están luchando por pagar sus hipotecas, mientras que las familias que viajan a Nueva York ya no pueden permitirse visitarla», aseguró Mattisson.

El descenso en las reservas y el aumento de los precios

Un informe reciente de Lodgify, una plataforma de gestión de alquileres vacacionales, reveló una disminución del 52% en las reservas procesadas en Airbnb en los últimos dos años. Estos datos, basados en más de 5,800 reservas, reflejan cómo las nuevas regulaciones han impactado a los anfitriones en Nueva York.

Además, una encuesta a los anfitriones de la ciudad mostró un escepticismo generalizado sobre la efectividad de las regulaciones para mejorar la asequibilidad de la vivienda. «No ha afectado en absoluto la asequibilidad de la vivienda», mencionó un encuestado, mientras que otro lo calificó como una «ley mal orientada y aprobada como un regalo para el lobby hotelero».

Estos hallazgos son respaldados por datos de AirDNA, que en su informe de 2023 destacó que la demanda de alquileres a corto plazo en Nueva York cayó un 46%, la mayor disminución entre los 50 mercados principales estudiados. Mientras tanto, el mercado cercano de Jersey City/Newark experimentó un crecimiento del 54% en la demanda.

El efecto en los barrios periféricos y los pequeños negocios

Uno de los aspectos más criticados de las nuevas normativas es su impacto negativo en los barrios periféricos de Nueva York. La ley prohíbe a los anfitriones alquilar apartamentos completos por menos de 30 días, y exige que los anfitriones residan en la vivienda durante la estancia de los huéspedes.

Airbnb argumenta que esta medida ha afectado gravemente a comunidades fuera de Manhattan, donde la oferta hotelera es limitada, y ha reducido las oportunidades de los residentes de generar ingresos a través de alquileres a corto plazo.

Randy Peers, presidente y director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Brooklyn, destacó en un artículo de opinión que estas normativas están perjudicando a los residentes y pequeños negocios de los barrios periféricos, además de limitar el potencial turístico de esas zonas. «Esta situación es una advertencia para otras ciudades que están considerando restricciones similares», concluyó Peers.

Un llamado a regulaciones más equilibradas

A medida que más ciudades se plantean implementar restricciones sobre los alquileres a corto plazo, los expertos insisten en la necesidad de enfoques más equilibrados. Un estudio reciente de Ernst & Young, encargado por Airbnb, mostró que los alquileres a corto plazo tienen poco o ningún impacto significativo en el precio y la disponibilidad de viviendas en el Reino Unido.

Este estudio coincide con otros informes que señalan que los factores económicos, como el aumento de los ingresos y la inflación, son las principales causas del aumento de los precios de la vivienda.

El informe de Harvard Business Review de 2023 llegó a conclusiones similares, afirmando que es más probable que el mercado inmobiliario limitado en las grandes ciudades sea el factor principal detrás del aumento de los alquileres, más que los alquileres a corto plazo. La regulación ideal, según estos estudios, debe equilibrar los beneficios para turistas y anfitriones con las preocupaciones de los residentes locales.

Conclusión: un modelo más sostenible y justo

Airbnb finalizó su informe instando a la ciudad de Nueva York a reconsiderar partes de la normativa para permitir que los propietarios vuelvan a ofrecer alojamiento a corto plazo. «Al ajustar algunas secciones de la ley, la ciudad puede aumentar la oferta de alojamientos, apoyar a los residentes anfitriones y revitalizar los pequeños negocios locales que dependen del turismo», explicó Yedinsky.

La situación actual en Nueva York sirve como advertencia para otras ciudades que están considerando restricciones similares. Para abordar los problemas de vivienda sin comprometer el turismo y la economía local, es esencial encontrar un equilibrio que beneficie a todas las partes implicadas. Un enfoque más sostenible y justo no solo respaldaría a las comunidades locales, sino que también garantizaría el crecimiento económico y turístico de las ciudades.

Información original en PhocusWire.

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