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Cómo serán los viajes en 2035: más emocionales, fluidos y automatizados

¿Cómo será el acto de viajar dentro de una década? ¿Qué transformaciones marcarán el futuro de la movilidad y la experiencia turística? A estas preguntas intenta dar respuesta el informe Omio 2035: Future Journeys Report, una investigación desarrollada por la plataforma de reservas Omio en colaboración con la consultora The Future Laboratory. A partir de entrevistas con expertos del sector y análisis prospectivos, el documento identifica cinco grandes tendencias que podrían redefinir por completo la forma en la que las personas planifican y viven sus viajes.

El eje común a todas ellas es la evolución del viaje como experiencia emocional, fluida, automatizada y profundamente personalizada. La tecnología, especialmente la inteligencia artificial (IA), será el motor de este cambio, pero no se tratará únicamente de un desarrollo técnico. También se anticipa una transformación cultural en torno a los valores, motivaciones y comportamientos de las nuevas generaciones viajeras.

Viajes que se descubren como una serie

Una de las tendencias más llamativas señaladas en el informe es el “entretenimiento de viajes”. Según esta visión, en 2035 los viajeros no planearán activamente sus escapadas, sino que las descubrirán de forma orgánica a través contenidos inmersivos que consuman en redes sociales o plataformas de entretenimiento. Al igual que hoy se elige una serie en streaming, se podrá reservar un viaje tras ver una historia personalizada que encaje con el estado de ánimo del usuario. Bastará con deslizar el dedo o hacer clic en una sugerencia para reservar transporte, alojamiento y actividades, sin salir del entorno digital.

Esta fusión entre contenido y funcionalidad apunta hacia un nuevo paradigma en el que las plataformas de reserva se convertirán en espacios híbridos: informativos, emocionales y transaccionales al mismo tiempo.

Del “dónde” al “por qué”: el viaje como reflejo emocional

Otra transformación destacada es la aparición de un motor de objetivos emocionales. El informe sugiere que el foco del viaje dejará de estar en el destino y se desplazará hacia la motivación personal. En lugar de buscar “a dónde ir”, los usuarios se preguntarán “por qué quiero viajar” o “cómo quiero sentirme”. Así, los itinerarios se construirán desde el interior del viajero, a partir de su identidad, necesidades emocionales, valores o incluso estado mental.

Este cambio de enfoque obligará al sector a repensar por completo la segmentación, el diseño de productos turísticos y la manera en la que se comunican las propuestas de viaje.

Inteligencia artificial que acompaña y resuelve

En este escenario, la IA jugará un papel central. Lejos de limitarse a optimizar procesos internos, evolucionará hacia formas más visibles y proactivas de asistencia. El informe imagina agentes de viaje inteligentes, siempre disponibles y capaces de acompañar al viajero durante todo el trayecto, anticipando necesidades y solucionando imprevistos al instante.

Estos asistentes actuarán como aliados digitales capaces de ajustar reservas, ofrecer recomendaciones locales y transformar una demora o problema logístico en una oportunidad para sorprender y fidelizar. La relación entre cliente y tecnología será más cercana y natural, lo que exigirá nuevas formas de interacción por parte de las empresas turísticas.

El fin de la planificación

Otro de los escenarios planteados es el del viaje sin preparación. La idea de organizar cada paso antes de salir de casa quedará relegada. En su lugar, las plataformas funcionarán como conserjes digitales que facilitarán el acceso inmediato a todo lo esencial al llegar a un destino: transporte, actividades, servicios o sugerencias personalizadas.

Además, estos sistemas premiarán la espontaneidad y fidelidad del usuario, y al fomentar los viajes con equipaje mínimo, contribuirán también a reducir la huella de carbono. Esto conecta directamente con una demanda creciente de sostenibilidad, especialmente entre los públicos más jóvenes.

Experiencias intermodales y coherentes

Finalmente, el informe prevé una fuerte expansión de las experiencias intermodales hiperpersonalizadas. Las tecnologías emergentes permitirán conectar de forma fluida distintos medios de transporte, adaptándolos a los valores, el estado de ánimo y el momento vital del viajero.

Así, desplazarse dejará de ser un trámite para convertirse en parte integral de la experiencia. Cambiar entre tren, avión, coche compartido o bicicleta será tan sencillo como seguir una única narrativa de viaje, integrada y personalizada.

Una visión que plantea desafíos

Si bien el informe plantea un futuro optimista, con avances tecnológicos orientados a facilitar y enriquecer la experiencia del viajero, también interpela al sector sobre su capacidad de adaptación. Las agencias, plataformas, destinos y operadores deberán repensar sus servicios, integrar nuevas tecnologías y, sobre todo, leer mejor las emociones y motivaciones de los usuarios.

Más allá de las predicciones, esta hoja de ruta marca una invitación clara a prepararse desde ahora para un nuevo ciclo de transformación en el turismo. Un ciclo en el que la experiencia del viaje ya no comenzará al hacer clic en “buscar vuelos”, sino en el instante en que una historia, un algoritmo o un asistente virtual despierte una emoción.

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